
Son los herederos de quienes forjaron Chan Chan y de quienes les antecedieron, formando una comunidad indígena cuya historia y cultura han sido tejidas en armonía con la mar, las islas, las montañas y valles que llaman hogar: los Huanchaqueros
Por: Percy Valladares
Fotos: Cortesía
Este grupo étnico ha sido, a lo largo de los siglos, los guardianes de una tierra que ha sido testigo de su resiliencia, rica tradición y profundo arraigo espiritual. Explorar su historia nos permite sumergirnos en un mundo vibrante, vivo, conectado con las raíces culturales de un país tan rico y vasto como es Perú.
A lo largo de la historia, los Huanchaqueros han enfrentado desafíos significativos, desde la conquista inca, luego la colonización hispana hasta la pérdida de tierras y la influencia cultural externa. Sin embargo, su resistencia ha sido una constante, manteniendo viva su identidad a pesar de las adversidades. La lucha por la preservación de sus tierras y tradiciones sigue siendo una narrativa clave en la historia contemporánea de este ancestral pueblo de pescadores.
Los Huanchaqueros son avasallados por la continua migración de personas de distintos lugares del país y del mundo, pero lejos de desaparecer, ellos absorben estas nuevas formas culturales y las hacen suyas, se adaptan sin perder su esencia ancestral.
En la actualidad, los Huanchaqueros continúan siendo guardianes de esta parte de la costa norte peruana, enfrentando nuevos desafíos como la presión de la modernización y la pérdida de biodiversidad. Las autoridades lejos de ser aliados, son vistas como enemigos en un país plagado de corrupción. Así, la educación comunitaria pronto tendrá que desempeñar un papel crucial en la preservación de sus costumbres y la transmisión de la rica herencia cultural a las generaciones futuras.
Aunque enfrenta desafíos recientes como la perdida de 47 pozas de totora por inundación de aguas residuales de la empresa SEDALIB el día 8 de enero pasado sin que hasta la fecha haya una solución por parte de las autoridades, habiéndose perdido la cosecha de totora de todo un año e inutilizado 47 totorales; el peligro de la explotación petrolera en el mar peruano y frente a sus costas con la consiguiente afectación de la biodiversidad marina y con ello la disminución de su medio de vida: la pesca ancestral en balsilla de totora; los constantes enfrentamientos con pescadores artesanales que arrasan con la poca pesca existente ignorando sus chacras marinas y que roban y destruyen sus redes; la contaminación de su mar y fuente de vida; la erosión costera provocada por el mismo Gobierno Nacional y que ha modificado peligrosamente sus costas, su lecho marino, sus corrientes marinas con la consiguiente disminución de la pesca.
Aun así, el ancestral pueblo pescador de Huanchaco subsiste manteniendo muchos rasgos ancestrales, una rica tradición oral, costumbres y técnicas antiguas, una riquísima y vasta gastronomía, una cosmovisión única y un vinculo con la historia, la mitología y las creencias que han sido fundamentales para su subsistencia.
La balsilla de totora conocida comúnmente como “Caballito de Totora”, TUP en lengua mochica, es una muestra de ello. No solo es una embarcación para pesca, quizás la más antigua embarcación unipersonal aun en uso en el mundo; es un mensaje de hermandad y unión. Una balsilla está conformada por cuatro atados o tercios (los grandes se llaman “madre” y los pequeños se llaman “hijos”), un hijo va dentro de una madre conformando un bastón (en el vientre de la madre).
Se forman dos bastones y la unión de estos bastones forman la balsilla de totora. Cada tallo de totora es una persona, un atado es una familia. La unión de estos cuatro atados es la unión de familias, la unión del ancestral pueblo pescador. La punta o proa fue hecha para romper las olas, como símbolo de enfrentar a la adversidad con éxito. Cada elemento de esta ancestral nave esta cargada de mensajes, al igual que cada estructura prehispánica dejada por nuestros ancestros. Solo hay que saber leer y entender cada una de ellas.
En conclusión, los Huanchaqueros son más que habitantes de la costa de Huanchaco; son guardianes de una tradición ancestral arraigada en la tierra, el mar y la espiritualidad. Los rezagos de su lengua ya perdida, su cosmovisión, sus expresiones artísticas y resiliencia han contribuido de manera significativa a la diversidad cultural de Perú. Al explorar la historia del ancestral pueblo de Huanchaco, nos sumergimos en un viaje que revela la profunda conexión entre este pueblo y la tierra y el vasto mar que han custodiado durante generaciones.
La balsilla de totora es la nave representativa cultural y turística de toda la costa norte peruana, siendo admirada por propios y extraños. Huanchaco es un pueblo del agua y la totora, sin ellas, no puede existir. Posee una riqueza cultural enorme que aún no es explotada y valorada. Sin totora no hay caballito de totora, sin caballito de totora no hay turismo. Sin caballito de totora desaparece la cultura ancestral preservada por siglos. Es algo que las autoridades no toman en cuenta ni parece importarles.
——————————————————————————————————————–